¡Eres un catecúmeno!
Te espera un camino maravilloso y excitante.
Queremos ayudarte
¿Cómo ayudar en la formación cristiana?
Ilustrando las encíclicas y otros documentos que proceden del vaticano.
Pues los documentos vaticanos contienen verdades increíbles. Bellas, magníficas.
Leerlas es un trabajo duro. Pero sería hacerles un flaco favor parafrasearlas o resumirlas. Por eso las Encíclicas Ilustradas contienen el texto original. No se edita nada. Esta basado en un copia – pega de las partes más jugosas del texto.
No se cambia nada, no se edita nada.
Al ilustrarlas se facilita mucho su lectura. Por ejemplo, si la Humanae Vitae antes se leía con dificultad, ahora en cinco minutos uno puede leerla por entero.
Para adquirirlas, pica en el enlace del colash de la imagen o en el título del documento ilustrado. Esto te llevará a Amazon y podrás hacer la compra.
Soy un católico que se dedica a la ilustración. Aprovechando el COVID me puse a ilustrar encíclicas: me gustó.
¡Espero que puedas formarte con la Encíclicas y Documentos Vaticanos Ilustrados!
Por muchos sitios se habla de una Iglesia en caída libre donde la asistencia “no es lo que era”. Y es entonces cuando conviene recordar el principal argumento: tú.
Aunque se suele hablar de la vocación como una llamada personal, con los años he dado con otra definición: la vocación es aquello de lo que no te pueden alejar.
¿Cómo saber si uno tiene vocación? Porque no seguir esa senda convertiría la vida en algo poco menos que insoportable.
Por ejemplo, yo estoy casado con mi mujer y aunque el mismísimo sumo pontífice viniera a mi casa a invalidar mi matrimonio (algo más bien improbable) yo voy a seguir casado con ella sí o sí. A veces no es la posible intervención del Santo Padre, sino mis sentimientos hacia ella que son variables (a veces la veo como un ángel del cielo, hermoso y generoso, otras veces al contrario) Pero no puedo dudar sobre mi matrimonio. Incluso en las horas más bajas y he pensado en la separación, yo siempre seré su marido y ella mi mujer.
Es bueno recordar al Santo Cura de Ars. Y es que el hombre quería abandonar el pueblo. Cualquier lugar era mejor para él que aquel. No quería estar allí.
Y, sin embargo, nunca podía.
En la llamada de uno hay un elemento volitivo y no sufrimos lo que el Santo Cura de Ars. Pero algo asi es la vocación: Es más fácil arrancar una cría de lobo de las fauces de su madre, las fauces con las que lo traslada, que alejar a alguien de su vocación.
Y en la iglesia hay un mensaje de llamada. Nos recuerda que Cristo nos llama.
Se cuenta una anécdota divertida del emperador Napoleón. Viendo la influencia de la Iglesia Católica -pues la Iglesia es uno de los pilares en los que se apoya la cultura occidental- el corso emperador le dijo a un cardenal:
– Hay que terminar con la Iglesia.
Su gesto era enérgico y decidido. La respuesta fue sorprendente:
-Eminencia, eso ni siquiera lo hemos conseguido nosotros.
Si acaso la sombra de los pecados es alargada, la Iglesia Católica tiene sombras inmensas, capaces de acabar con un elefante. Y algunas de las faltas de la Iglesia son dolorosamente actuales.
Imperdonables.
Y aun así sigue en pie. Que su barco no se hunda tras surcar tantos mares y con el casco tan agujereado tras navegar tanto y tanto tiempo causa admiración.
Como en la Iglesia se acumulan las buenas intenciones y experiencia no le falta, no suele tropezar repetidamente en la misma piedra. Pero plantear las cosas con tanta sabiduría y experiencia hace que, en ocasiones, nade a contracorriente.
Uno puede engañar a todos pero no se puede engañar a uno mismo ni a Aquel que reside en nuestra intimidad. Y es que en la Iglesia se encuentra el mensaje más importante: ¿Cómo encontrar a Dios? La respuesta ha de ser
Honesta
y
Humana
Lo que la Iglesia promulga es el encuentro con Dios. Todo lo demás está a mucha distancia. Es como si Dios fuera el Sol y nuestros problemas más importantes son como el árbol más alto en la montaña más alta. Pero el encuentro con Dios gana por goleada.
La Iglesia tiene muchas facetas. Pero la primera de ella es la de ser mensajera. Y su principal labor es la de ser instrumento de Dios.
Igual que la enfermera le alcanza las herramientas al médico y la propia enfermera es un heraldo de la ciencia de la salud, así también la Iglesia quiere ser las manos del Amor de Dios. Y por eso la Iglesia es un hospital de campaña y también tiene un toque elitista (son multitud los que NO reconocen el Amor de Dios). Evidentemente, no hay ningún conflicto entre las dos visiones (a menos que seas un periodico y vendes mas cuanto mas conflicto hay, inventado o no)
